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Aquella tarde del 25 de septiembre de 1962 empezó como cualquier otra, con la rutina de un día de otoño. Pero entre las nueve y las doce de la noche, una tormenta inesperada transformó el Vallès Occidental en un escenario de devastación y dolor. En Sabadell, el río Ripoll, acostumbrado a su calma habitual, se desbordó súbitamente y arrasó casas, industrias y vidas en una sola noche.
Los datos estremecen: entre 212 y 240 litros por metro cuadrado cayeron en menos de tres horas; 96 l/m² en Sabadell, hasta 215 l/m² en Terrassa y Rubí; más de 600 víctimas oficiales, y posiblemente cerca del millar contando los desaparecidos. Los barrios de Torre‑Romeu, Can Puiggener, Campoamor y Plana del Pintor quedaron devastados. Y las fábricas: fue un golpe letal para el tejido industrial local, afectando a cerca del 80 % de la producción del sector en Sabadell y alrededor del 40 % de la capacidad nacional.
La solidaridad como respuesta
Pero entre el barro y el dolor surgieron voces, manos y corazones dispuestos a ayudar. Voluntarios, vecinos, familias y personas de otros lugares se unieron para rescatar, limpiar, acoger y consolar. La huella de la solidaridad local marcó aquellos días: se organizaron colectas, se habilitaron refugios improvisados, el ayuntamiento contó con el apoyo de la Cruz Roja y el ejército, y todos se convirtieron en vecinos de sus vecinos.
Los testimonios de aquella noche son conmovedores. Mercè, vecina de Torre‑Romeu, recordaba cómo las campanas de la iglesia sonaron a alarma, cómo sabían que debían correr antes de que el agua lo arrasara todo; y cómo, en medio del caos, cada uno encontraba nuevas fuerzas para alumbrar un poco de esperanza. Se recuerdan abrazos compartidos, brazos rescatando a los atrapados y manos sosteniendo a familias hundidas por el barro y la pérdida.
El legado de una noche trágica
De la devastación nació también una conciencia comunitaria renovada. Tras la riada, Sabadell se unió en la memoria y en la acción: se impulsaron proyectos de urbanización y canalización del Ripoll, se erigió un monolito conmemorativo frente al Molí de l’Amat, y se organizaron itinerarios patrimoniales y exposiciones en la Biblioteca del Nord, como testimonio tangible de la adhesión de la ciudad a su pasado.
Ese compromiso de los sabadellenses toma forma hoy en las promesas de apoyo mutuo: “la comunidad como familia”, dicen. Y en ese mismo impulso humano, nuestro equipo de Torra, Servicios Funerarios, se reconoce.
A tu lado, como hace más de 60 años
En Torra, Servicios Funerarios, la frase «A tu lado» no es solo un lema: es la manera en que ofrecemos nuestra proximidad, discreción y calidez en los momentos más difíciles. Somos una funeraria de Sabadell y alrededores que sabe —por experiencia— que en el dolor se necesita presencia sincera, consejo humano y acompañamiento desde el primer minuto hasta el recuerdo compartido.
Al recordar aquella noche del 25 de septiembre de 1962, reivindicamos la fuerza de la comunidad, esa empatía que convierte las lágrimas en solidaridad. Queremos ser —como sabadellenses— un pilar para las familias afectadas, una mano tendida cuando cuesta levantarse, y una voz serena que devuelva la calma.
La noche trágica de 1962 nos enseñó que la solidaridad es el muro más fuerte contra la adversidad. Hoy, ese sentimiento sigue vivo, y queremos ponerlo a tu servicio. Cuando necesites hablar, organizar o simplemente no estar solo, estamos aquí. A tu lado, hoy y siempre.